Buscándole sentido a una sonrisa, gestos a una melodía, teniendo en cuenta las partituras de mi vida. Cada nota vuelca esta sensación siniestra, cada imagen secuestra los recuerdos de una mente indefensa. Pero no todo desvarío puede formar parte de una obra; si fuera así, todas las grandes obras estarían fuera de combate. Todo gran poeta perdería sus palabras si no fuera por la tinta o por el papel en blanco. Todo músico perdería su esencia si no fuera por la dulce armonía que transmiten los instrumentos.
Un artista no seria nada sin algo vacío en su interior, donde buscar con qué llenarlo.
Tengo la certeza de que una incoherencia puede ser más coherente que todos los mensajes banales que viajan a través de nuestros oídos dentro de las esfera abismal que nos gobierna. Es decir, todo lo que nos suena distinto suele ser menos comprensible para aquellos acostumbrados a lo “típico”.
Yo prefiero buscar, remover de entre los restos que se me amontonan o ver más allá de mi mirada y descubrir nuevos horizontes. No encerrarme en mis propias ideas, gustos, pensamientos… Intentar abrir nuevos caminos para sellar las incertidumbres que nadan en el lago de los pensamientos de mi mente.
Siento decirlo pero intenté ser más coherente, pero, no pude.
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