Debo serte sincero...
hoy soy saco de huesos
preso de un delirio turbio
mañana polvo mezquino en
busca del mejor beso.
Debo serte sincero...
que lágrimas de sangre
visten mi entierro,
y manantiales de agua
alimentan el anhelo
que escapó por los ríos
que dibujan mi consuelo.
Sincero debería serlo, al
menos por un momento,
por vestir de verdad todos
mis atuendos
ceñidos a mis carnes
presionados por la vida del lamento,
aunque bajo mi coraza
escóndase la mentira.
Vuelo alto, cual jilguero
que se amotina
y escapa de las rejas que
los aíslan de por vida.
Soy sincero, los barrotes
me intimidan
y callo tras la sombra del
dulce susurro:
“no temas a la vida”